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La pandemia ocasionada por Covid-19 generó un giro drástico en los modos de relacionarse el ser humano en el contexto social y, específicamente, en lo que a convivencia familiar se refiere. Los resultados del confinamiento social indican que los niveles de frustración, estrés, violencia, depresión y maltrato psicológico-físico aumentaron drásticamente, repercutiendo significativamente sobre el funcionamiento familiar. En razón de estas condiciones, este ensayo como resultado de una revisión documental multidisciplinar da cuenta del rol del orientador familiar en post-pandemia; según expone la literatura, a este profesional se le atribuye el asesoramiento holístico e integral, que le permita tanto a padres como a hijos construir un clima psicológico saludable, mediado por el entendimiento mutuo, la comprensión empática, la participación y el respeto; esto supone, el apoyo socioemocional y afectivo, en el que el orientador junto a los padres enfoquen sus esfuerzos en establecer redes de apoyo y cooperación que privilegien el adecuado equilibrio de la personalidad, la actuación autónoma e interdependiente y el desarrollo de la disciplina para adoptar hábitos saludables. En conclusión, frente a las condiciones de agobio, desgaste emocional, físico y social, el acompañamiento de la familia requiere educar socio-afectiva y emocionalmente para la adaptación flexible a las condiciones cambiantes, para el manejo resiliente de los desafíos y para afrontar positivamente las situaciones emergentes; esto exige generar redes de apoyo que fortalezcan las relaciones interpersonales y la gestión autónoma de las responsabilidades requeridas para participar de la construcción del clima psicológico que impulse el libre desenvolvimiento de la personalidad.

Las mujeres víctimas de Violencia de Género (VG) muestran mayor dependencia al consumo de sustancias, tienen mayor probabilidad de sufrir problemas psiquiátricos concomitantes y mayor dificultad para acceder, continuar y finalizar un tratamiento. El consumo recurrente incrementa los problemas asociados y disminuye la abstinencia. Aún no hay suficiente evidencia sobre tratamientos eficaces para esta población, ya que la mayoría de los protocolos terapéuticos están basados en los conocimientos que se tienen sobre la drogadicción masculina. La presente revisión sistemática analiza los estudios empíricos publicados hasta la actualidad que investigan la relación entre las mujeres víctimas de VG, el consumo de sustancias y su salud mental. Se realizó una búsqueda en las principales bases de datos (PubMed, Scielo, Dialnet y Web of Science) y tras dos fases de cribado se seleccionaron 26 artículos para su completa revisión. Se ha comprobado que existe elevada prevalencia de VG entre las mujeres consumidoras de más de una sustancia de abuso y, en relación a la pareja, el riesgo de sufrir VG aumenta si ambos son consumidores, además, en la mayoría de los casos, se da el fenómeno de la “bidependencia”. La VG tiene graves consecuencias en todos los ámbitos de la vida de la mujer, aumentando el riesgo de diversas enfermedades físicas, mentales, incluso la muerte. De cara a un futuro urgen estudios que fomenten las relaciones equitativas entre hombres y mujeres desde edades tempranas, así como intervenciones adecuadas y eficientes para este perfil de mujeres.

A finales de diciembre de 2019, en la ciudad china de Wuhan, aparece por primera vez en varias personas una enfermedad con predominancia de síntomas respiratorios  causada por el virus SARS-CoV-2  (Coronavirus), semanas después, los casos se habían multiplicado y extendido por el mundo. Las repercusiones originadas por las medidas tomadas para frenar los contagios se empezaron a manifestar en la salud psicológica de las personas. Gran cantidad de estudios exploran la relación con depresión, aquí se realiza una revisión sobre los conocimientos del tema con el fin de clarificar. Se incluyeron 50 investigaciones donde se estudia cuantitativamente la depresión en personas de países afectados por la pandemia, con muestra igual o superior a 200 sujetos. Los resultados muestran un aumento de sintomatología depresiva a nivel general y diferencian prevalencia entre grupos como edad y sexo entre otros. Los datos pueden considerarse para el planteamiento de intervención a la problemática.

La sensibilidad al rechazo, también llamada sensibilidad interpersonal, es conocida como una disposición cognitiva-afectiva, que predispone a un individuo a esperar ansiosamente, percibir fácilmente y reaccionar intensamente al rechazo. Además, la sensibilidad al rechazo es una gran precursora de la mala adaptación, pues se ha llegado a vincular con múltiples psicopatologías, como por ejemplo la ansiedad social o los trastornos de la personalidad entre otros. De igual manera, se encuentra estrechamente relacionada con los cuatro estilos de apego en los adultos (seguro, preocupado o ansioso, evitativo y temeroso o desorganizado). En este artículo se lleva a cabo un estudio empírico con un total de 321 sujetos, con una media de edad de 32.28 años, de los cuales 208 son mujeres, 112 son hombres y 1 es binario. Pero este último no se tendrá en cuenta, puesto que no es una muestra significativa, para analizar la relación entre los cuatro tipos de apego adulto y el nivel de sensibilidad al rechazo. Como resultado del estudio, se ha obtenido una significación en las correlaciones del apego seguro y la intensidad del rechazo; del apego preocupado con el evitativo y el temeroso; y del apego temeroso y las expectativas del rechazo. Respecto a ambos sexos se ha obtenido que las mujeres muestran mayor puntuación en el apego preocupado, en las expectativas de rechazo y en la intensidad del rechazo.

Introducción: La emergencia por la pandemia por COVID-19 tiene consecuencias entre niños y adolescentes. El objetivo del presente estudio es 1) evaluar el miedo al COVID-19, la ansiedad, los síntomas somáticos y las reacciones emocionales y 2) investigar las relaciones entre variables como género, edad y curso. Metodología: 199 niños y adolescentes españoles (desde 3º de Educación Primaria hasta 2º bachillerato) con una media de edad de 12.48 años. Se usaron los instrumentos miedo al COVID-19 (FCV-19S), la versión corta del STAI y el PHQ-15. Resultados: 1) los estudiantes no tienen ni miedo ni ansiedad ni síntomas somáticos; 2) las chicas presentan más síntomas somáticos; 3) el grupo de edad de 12.49-18 años tienen más ansiedad rasgo y niveles de somatización en comparación con el grupo de edad de 8-12.48 años; 4) estudiantes de secundaria muestra una mayor prevalencia de emociones desagradables en comparación con los estudiantes de primaria y de bachillerato; 5) emociones desagradables están relacionadas con miedo al COVID-19, ansiedad rasgo, somatización y la edad (chicos mayores); y 6) encontramos presencia de comorbilidad psicológica y/o psiquiátrica. Conclusión: Estudios futuros deberían explorar el papel de la inseguridad de los adolescentes como factor de riesgo de síntomas psicopatológicos.

O enquadramento relativo à inteligência emocional e às respetivas competências tem evoluído ao longo do tempo. Na realidade esta evolução chega muito no sentido de simplificar, como o atestam os vários estudos recentemente efetuados sobre o cérebro e as emoções, que esclarecem, em muito, a base neurológica das competências (Silva, 2010). No decorrer dos últimos anos, é notório o interesse e a procura de uma definição de Inteligência Emocional (IE). Importa ressaltar que cada conceito emerge da abordagem teórica que a sustenta, cujas origens remontam à psicologia social e à inteligência pessoal (Costa, 2009). Podemos, no entanto, encontrar as raízes do construto da IE no conceito de “inteligência social”, identificado por Thorndike (1920), citado em Rego & Fernandes, 2005), baseado na capacidade de compreender e gerir, agindo sabiamente as relações humanas. Mayer, Salovey & Caruso (2000), citado em Ângelo, (2007), agrupam os modelos para a inteligência emocional em dois grandes grupos: os de aptidões, na linha de Mayer e Salovey, que se focam nas aptidões mentais, nas emoções e na sua interação com a inteligência, e os modelos mistos, na linha de Bar-On e na linha de Goleman, que consideram as aptidões mentais e uma variedade de outras características como a motivação, a atividade social e determinadas qualidades pessoais (autoestima, felicidade, empatia, entre outras) como uma entidade única. Este estudo procura identificar o modo como a Inteligência Emocional se relaciona com o sucesso profissional nos profissionais de enfermagem.

Este estudio pretende comprobar si existe relación entre el estilo de apego y los rasgos de personalidad de la Tríada Oscura. Se planteó un diseño correlacional bivariado y un análisis de diferencias de medias para determinar las diferencias por sexo. La muestra se formó por 303 participantes españoles mayores de 18 años. Se les administró el Cuestionario de Apego (CaMir-R) y el Short Dark Triad (SD3). Se obtuvo una relación negativa entre el estilo de apego seguro y la Tríada Oscura, una relación positiva entre el apego inseguro y la personalidad oscura y, el grupo de hombres puntuó más alto en dichos rasgos. Es importante establecer unos vínculos afectivos seguros en la infancia, ya que, los rasgos de personalidad oscuros se caracterizan por la incapacidad de vincularse emocionalmente con los demás siendo un predictor clave del apego inseguro y, por lo tanto, comprenden dimensiones de la personalidad socialmente aversivos.

Este artículo tuvo como objetivo general analizar el tipo de relación entre actitudes ante la alimentación y comportamientos obsesivos-compulsivos en adultos jóvenes pertenecientes a dos gimnasios del área metropolitana de Valencia, Venezuela. Se realizó un muestreo no probabilístico, donde participaron 30 usuarios de los gimnasios Body Fit Training Center y Preta Fitness BJJ. Metodológicamente, se trató de una investigación de campo, con diseño no experimental, transversal, de nivel descriptivo y modalidad correlacional. Como resultados, el 76,67% de la muestra presentó niveles bajos o sin riesgo, mientras que el 20% se reflejó como población de riesgo o con presencia de factores premórbidos para el desarrollo de TCA y el 3,333% manifestó la presencia indudable de la patología o población clínica. Se administró el Inventario Clark-Beck de Obsesión-Compulsión (C-BOCI) donde el 60% de la muestra obtuvo una puntuación considerada sin riesgo o población general. El 20% manifestó sintomatología leve, el 6,667% presencia de TOC con un pequeño margen de error y el 13,33% la presencia indudable de la patología. La prueba Shapiro-Wilk, indicó que los datos de la muestra no presentan una distribución normal. Posteriormente, se procedió a realizar la correlación de las variables por medio del coeficiente Rho de Spearman, presentando una relación positiva muy fuerte entre ambas variables, aceptándose así la hipótesis de investigación (Hi). Finalmente, se develó que los participantes presentaron creencias desadaptativas y obsesiones con respecto a la alimentación, el ejercicio y la figura corporal deseada, las cuales generan malestar significativo y a su vez comportamientos compulsivos.